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SIGNOS
En un acto comunicativo los signos son el medio para transmitir la información. El signo, en la comunicación humana, se percibe a través de los sentidos. Los signos sustituyen a los objetos o conceptos de la realidad, a la que llamaremos referente. La información sobre el referente es posible porque ese signo evoca en la mente del receptor el mismo concepto o imagen que en la del emisor.
Estar todo el día en la carretera a veces te hace sentir tan tonto como esas gallinas a las que hipnotizan trazando con tiza una línea blanca en el suelo. Conduciendo durante todo el día no pareces mucho más listo que una gallina. Llegar a casa o a algún destino provisional resulta a veces tan desconcertante y, al mismo tiempo, tranquilizador como si salieras del trance letárgico inducido por las malas artes de un perverso hipnotizador. Es normal que en muchas ocasiones casi no recuerdes nada del trayecto.
APOCALIPSIS
De estos tiempos extraños
nos quedará tan solo
una certeza
en el apocalipsis
será inútil buscar
papel higiénico
PLAYA DEL NORTE
Si me dejaras solo
buscaría en el norte
una playa apartada
donde rugiera un mar
huraño y rencoroso
que a mordiscos de espuma
devorara la arena
y se diera de bruces
sin descanso y sin tregua
contra el muro impasible
de los acantilados
a los que subiría
a arrojar mi teléfono
con todos mis contactos
y mis passwords
a las fauces heladas
del Cantábrico
EL CALOR DE LOS FOCOS
Esta mañana, nada más levantarme, vi el nombre de Txema en los trending topics. Inmediatamente llamé a mi amigo Carlos. Aunque primero me aseguré de que el Txema al que se referían los tuits era el que yo pensaba, y no uno de esos frikis de los realities de la televisión, que siempre me confunden cuando entro en Twitter porque no veo ninguno de esos programas de mierda. «¿Has visto lo de tu amigo Txema?», le pregunté a Carlos en cuanto descolgó. «¿Txema?», respondió descolocado, probablemente aún medio dormido. «Entra en Twitter porque te vas a descojonar cuando veas la que está liando.» Sigue leyendo
DELOREAN
Si tuviera una máquina
del tiempo
volvería al pasado
a cometer
–sin enmiendas
ni cambios reseñables–
los errores que entonces
fueron tan necesarios
WRONG WORLD
Esa frustrante sensación
al elegir película
en el amplio surtido
que me ofrecen
todas las plataformas
de entertainment
o al empezar a ver
otra serie de moda
prescindible
porque la recomienda
un algoritmo
que procesa mis fallos
anteriores
o al leer otro libro
irrelevante
pescado por azar
en el río incesante
de ediciones
que desembocará
en ninguna parte
esa sensación
incierta e inquietante
me advierte del peligro
de estar creando un mundo
equivocado
dentro de mi cabeza
SEÑALES
Pues me gustaría que supieras, antes de nada, que fue una decisión meditada, sopesada, racional. Aunque hubo señales. Previas. Señales, sí, señales. Y no soy nada supersticioso, pero a veces suceden cosas extrañas, como si la realidad intentara enviarte un mensaje importante por todos los medios posibles. No te estoy hablando de una epifanía ni de nada parecido, sino de señales, señales inequívocas que me decían que tenía que dejarlo. Sigue leyendo
BARRICADAS
En nuestras barricadas de Internet
disparamos palabras y retuits
o incendiamos los muros y timelines
con textos molotov
Es la revolución imaginaria
en la que nunca hay víctimas
y que siempre se acaba
cerrando la sesión
y volviendo a la vida
FUN WITH FLAGS
Eres tú el que decide
si pones la bandera en tu balcón
en tu perfil de Twitter
en el retrovisor de tu vehículo
o adornando tu cuerpo
con forma de pulsera o de lacito
Pero el significado de ese símbolo
–lo que quiere decir
ese trapo con rayas y colores–
soy finalmente yo quien lo decide
TE SOY SINCERA
Cuando estaba a punto de llegar al bar donde había quedado con Marga, Elena pensaba en lo diferentes que habían sido las fases a lo largo del extenuante año que habían vivido desde que comenzó la pandemia. En el primer confinamiento, todo el mundo pareció volverse loco con las telecomunicaciones: llamadas a todas horas, videollamadas, interacciones en las redes, chateos interminables por wasap… Elena nunca había hablado tanto con sus amigos y amigas como durante aquellos meses. Todo el mundo estaba convencido de que estábamos en la antesala del apocalipsis y el que más y el que menos llenó su casa de botes de conservas y rollos de papel higiénico. El que más y el que menos inició un diario o una novela increíble en la que dejaría constancia de aquellos momentos críticos para la humanidad. Y luego todo quedó en nada, en poco. Para ella al menos. Elena no conocía a nadie que hubiera muerto y todos sus amigos contagiados habían tenido síntomas leves. Así que, cuando llegó el verano y el desconfinamiento, los reencuentros intentaron remedar las vidas que tenían antes de marzo, con un éxito relativo. Con la llegada del otoño todo se volvió más gris, rutinario, dentro de una normalidad deficiente que te quitaba las ganas de todo. Elena llamaba a sus amigos y amigas de vez en cuando, pero por lo que fuera llevaba varios meses sin hablar con Marga. Unos días antes, Marga le había enviado un wasap con la propuesta de quedar el viernes en una terraza de La Latina. La primavera invitaba a retomar las relaciones. Sigue leyendo