La cueva de Altamira, el Museo del Louvre
el Metropolitano, el Museo Británico
el Hermitage en Rusia, la Acrópolis en Grecia
en Roma el Coliseo, la Capilla Sixtina
el Muro de Berlín, los campos de exterminio
la Sagrada Familia, el Cristo Redentor
la Alhambra, las pirámides de Egipto o las aztecas
el Taj Mahal, Manhattan, la Gran Muralla China
los iglús en Laponia o cualquier tribu en África
y todos los museos, castillos, catedrales
iglesias, sinagogas, mezquitas, monasterios
calles adoquinadas y piedras milenarias
que hoy son atracciones con precios y taquillas
han convertido el mundo en un parque temático
y al Homo sapiens sapiens en un simple turista
que recorre sus salas mientras saca unas fotos
y compra algún recuerdo desfasado y hortera
Nos decimos mentiras que a veces nos creemos
como cuando opinamos que estudiamos la historia
para aprender de ella y corregir errores
No nos sirve de nada saber lo que pasó
La historia se repite cambiando el decorado
haciéndonos creer que nada es como fue
El hombre clasifica, expone y almacena
reliquias de otros tiempos, escombros y cascotes
para que los turistas entretengan las horas
En esas grandes recuas que invaden los museos
son menos los que anhelan encontrar la belleza
que perturbara a Stendhal y más los que hacen cola
porque la hace la gente para poder contar
que ellos estuvieron, que pagaron su entrada
que tuvieron la suerte de encontrar una oferta
con visita guiada y bono de museos
que vieron las vitrinas, patearon las ruinas
subieron a la torre y no entendieron nada
Pero que fue un gran día porque luego encontraron
un mesón fabuloso con platos regionales
y allí comieron migas a precio de caviar
Ni Darwin sospechó que este pudiera ser
nuestro último objetivo, el fin de nuestra especie
A veces nos observo con ojos de antropólogo
que está escribiendo un libro y me da por pensar
que todo lo que hacemos servirá de guion
al tour-operador del futuro inmediato
que las cosas que queden –libros, móviles, coches
casas, puentes, estadios, fotos, ordenadores
corbatas, ceniceros, relojes, subfusiles
ventiladores, discos…– llenarán el museo
que albergará mañana las ruinas de estos días
Material de derribo
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