El futuro es entonces
y en la televisión sale la guerra
como un ruido de fondo que entretiene
a los espectadores
que comen distraídos mientras charlan
de asuntos y sucesos sin sustancia
–el tiempo, los deportes, las ofertas
que tienen en el súper de la esquina–
que ven indiferentes la pantalla
durante ese momento intrascendente
en el que las imágenes
les muestran los cadáveres
los cuerpos mutilados
los hombres y mujeres inocentes
que intentan sortear las alambradas
o cruzan en patera algún estrecho
Todo te es familiar en el futuro
pero sientes angustia al darte cuenta
de que eres tú el que sale en la pantalla
Los días perplejos
Editorial Gato Encerrado
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